Los derechos humanos tienen valor
propio, es decir, su existencia es parte integral de la persona
humana y constituyen un elemento intrínseco de la dignidad de todo
individuo. Por ello, los Estados tienen la obligación de
promoverlos, protegerlos, garantizar su ejercicio y ponerlos en
vigencia. Los derechos humanos constituye el marco referencial
mediante el cual se mide el avance o el retroceso de la organización
política, económica y social de cualquier sociedad.
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